viernes, 2 de noviembre de 2012

Elogio de la sombra




"El animal ha muerto o casi ha muerto.
Quedan el hombre y su alma.
Vivo entre formas luminosas y vagas
que no son aún la tiniebla."
(...)
Todo esto debería atemorizarme,
pero es una dulzura, un regreso.
(...)
Llego a mi centro,
a mi álgebra y mi clave,
a mi espejo.
Pronto sabré quién soy."

                                                 Fragmento de "Elogio a la sombra" de Jorge Luis Borges


"Había una vez un hombre a quien ver su propia sombra lo contrariaba tanto y era tan infeliz de sus propios pasos que decidió dejarlos atrás. Se dijo a sí mismo: simplemente me alejo de ellos. De tal modo que se levantó y se fue. Pero cada vez que apoyaba un pie y daba un paso, su sombra fácilmente lo seguía. Entonces se dijo: " Debo caminar más rápido". Caminó hasta caer muerto. Si simplemente hubiera caminado hacia la sombra de un árbol, él se habría deshecho de su sombra, y si se hubiera sentado, no habría habido más pasos. Pero no se le ocurrió." 

                                                   De Tschuang Tsé, contado por Anselm Grün.

"Pero hay un misterio que no comprendo: Sin ese impulso de otredad -diría incluso que de maldad- sin esa  terrible  energía  que  se  oculta  detrás de  la  salud, la sensatez  y  el  sentido,  nada   funciona  ni  puede   funcionar. Te digo que la bondad -lo que nuestro Yo vigílico cotidiano denomina bondad- lo normal, lo decente, no son nada sin ese poder oculto que mana ininterrumpidamente de nuestro lado más sombrío."          
                                                        Doris Lessing

" Yo creo que la sombra del hombre radica en su propia vanidad."  
                                                        Friedrich Nietzsche


"Esta cosa oscura que reconozco mía."   
                                                                   William Shakespeare.
                                                                                                     

"¿Cómo puede haber tanta maldad en el mundo? Conociendo a la humanidad lo que me asombra es que no haya   más.   Woody Allen, "Hannah y sus hermanas"



Yo te agradezco, sombra mía, porque le das corporeidad a mi luz.

Gracias a la oscuridad que traés a mi mundo una y otra vez, siempre me das la oportunidad de encender una luz para hacerte desaparecer por un rato y conocerme en profundidad. Sos parte de mi territorio y fui yo quien te desterró a las tinieblas.

Gracias al miedo que generás en mí, hacés que saque fuerza, valor y coraje de un rincón de mi alma al que de otro modo no tendría acceso. Ni siquiera sabría de su abundante y generosa existencia.

Me obligás a descender a mis propios abismos para verte cara a cara, a tocar fondo. Es allí donde me encuentro forzada a bucear en las causas de tu existencia y se me hace claro que siempre están allí, en las profundidades de mi ser, no afuera. Allí me encuentro con cicatrices de vergüenza, celos, ira, inseguridad, temor, necesidades desoídas, emprendimientos inconclusos, sueños frustrados, la niña herida. Y es en ese preciso instante cuando descubro la manera de hacer pie para no hundirme en tus tinieblas y salir a flote, para descubrir que no sos más que la contracara de mi luminosidad, y que hay mucho que puedo hacer con aquello que yace en el fondo de mi esencia y te alimenta.


Lo primordial ya está hecho: fue registrado. Te vi a los ojos sin parpadear y no huí despavorida. Simplemente soporté tu frío aliento en mi cara, te dejé ser, acepté tu presencia y me asumí tal cual soy. Por eso te agradezco la irrupción en mi vida de tanto en tanto.


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