miércoles, 20 de julio de 2011

La Amistad

Pablo Picasso, "La Amistad"
                           
  Tengo pocos y buenos amigos. Se me hace difícil mantener amistades asiduas siendo adulta,  tendiendo a priorizar familia y trabajo, y siempre parece que los tiempos no dan para ese cafecito, esa rueda de mate, esa picadita que nos convoca e invita a la charla, que es lo que como adulta más valoro de la amistad. Fue más fácil en otras etapas de la vida, cuando no había hijos que ocupaban el centro de mi universo...
                 

  Pero los amigos están, de un modo u otro. Los amigos se filtran, se hacen presentes y cercanos a pesar de la distancia y la escasez de tiempo que se nos impone, no como elección de vida, sino por necesidad vital, aunque a menudo esta necesidad atenta contra nuestra vitalidad. Y son una gran necesidad vital aunque sea de modos diversos y acotados.


  Está mi amiga Ale, una amiga que me hice de adulta, una gran amiga, siempre presente a través de mails trasnochados, compartiendo cansancio, frustraciones laborales y de toda índole, y festejando logros ganados a todo pulmón. Una excelente amiga con la que sintonizamos en nuestra postura frente a la vida, con quien las diferencias nos aúnan y nos hacen más cercanas en tanto empatizamos  y nos entendemos más allá de ellas, una amiga que apoya, que dice cosas inteligentes y sensibles "a boca de jarro". Una amiga con la que puedo pasar de reír a carcajadas a llorar de emoción o de amargura sin vergüenza... Está Ale: ¡qué bueno! Siempre pienso que cuando nos jubilemos, tendremos tiempo para hacer cosas lindas juntas: estudiar algún idioma que no sea inglés, porque le enseñé inglés por un tiempo y de ahí surgió nuestra amistad, o ir a pasear, de shopping, si la jubilación nos alcanza, o qué se yo...

                                                
   Están Vale y Dani, también alumnas devenidas amigas, que apoyan y siguen, que aportan desde su juventud y su inteligencia, con quien siempre está pendiente el cafecito, y puedo abrir el corazón... ¡Qué bueno, Vale y Dani!

                                                               
   Están mis amigos de hace mucho, que ligué de rebote a través de mi esposo: Leo y Pablo, que ya no califican como amigos: son de la familia, y estuvieron presentes en momentos clave de nuestra vida familiar. Conocemos nuestras biografías, con sus momentos de felicidad y plenitud, y con los otros. Sin ellos seguramente no seríamos la familia que hoy somos. Y nos juntamos cuando podemos. ¡Qué bueno, Leo y Pablo! 

                                                                
   Está la bella Bea, una colega y compañera de trabajo ocasional y amorosa, con quien hicimos click desde el momento en que nos conocimos. Bella Bea, pasando por un momento feo, y yo apoyando desde donde puedo, como puedo. Bea sabia, que me da consejos "a boca de jarro", como a mí me gusta, sobre cómo moverme en el mundo del trabajo con mi inocencia a cuestas y cierta falencia a la hora de poner límites necesarios... ¡Qué bueno, Bea!
   Y está Mariana, que cantó "pri" cuando le conté que tomaba este rumbo blogger, y me felicitó, se copó con las historias de las clases de flauta de mi hija, e hizo correr la bola. ¡Qué bueno Mariana!

                                 
  Están mis amigas bloggers que sigo hace años, primero como lectora anónima, después comentando en sus blogs,  que tanto me enseñaron y enseñan, y que ahora están como amigas unidas en esta hermandad que genera el fenómeno fenomenal del blog: María Guadalupe Buttera y Ximena Ianantuoni. 

 María es una amiga del alma y maestra en mi camino de crecimiento personal en lo espiritual (¿hay otro?). Se brindó a mí desde que le envié mi primer tímido mail felicitándola por el efecto que su libro "El secreto de aceptar" había tenido en mi vida. Y me aceptó como amiga sin más. Estoy esperando que llegue el día en el que finalmente pueda hacerme una escapada a Santa Fe y la conozca cara a cara, porque ya la conozco de muchas otras formas bien íntimas. María me ha regalado regalos invaluables en forma de escritos, reflexiones, citas, videos ... perlas en el baúl de mis tesoros. Están todas guardadas en una carpeta que se titula "My Spiritual Stuff" (Mi material espiritual) entre mis documentos. María ha rezado por mí, y yo por ella y por lo que ella me pidió. Admiro a María. La quiero. 

María Guadalupe Buttera.

                                                             
  Y con Ximena siempre "Vamos Viendo", siempre la leo y la comento, hace años ya, le he enviado mails que me ha contestado en donde le abrí mi corazón, y no precisamente el lado más luminoso de mi corazón, y lo entendió. Me invitó a una de sus charlas de Crianza, y conocí personalmente al ser lleno de luz que irradia desde su blog, a esa mamá tierna y honesta para consigo misma, para con sus hijos y para con todos. ¡Qué bueno, Xime!


Ximena Ianantuoni. 


                                    
  Con estas dos amigas de blogs que sigo hace rato enlacé unas cuantas veces. ¡Cómo me gusta entender la amistad como un enlazar, un entramar, un aportar y lograr un precioso patchwork enriquecido por los aportes de individualidades unidas y en sintonía que no pierden su unicidad! ¡Qué bueno la amistad que se genera a través del fenómeno fenomenal del blog!


                                                  
  Están ahora todos esos amigos que he ido ganando este año a partir del blog o de mis cartas publicadas en LNR: Xavier Busto, Dora e Isaac, Vanina, Lorena, Facundo, Moni, Tatuagem, las bloggeras chilenas, en especial, La Mujer Mutante... ¡Qué buenas estas amistades fenomenales gracias al fenómeno fenomenal del blog!


                                                        
   Están las amigas que se habían perdido con el paso del tiempo por esas cosas de la vida, y que logré reencontrar gracias a Facebook, sobre el cuál debo escribir otra entrada, repensándolo ya, aunque no tranzando del todo con él.... Pero eso otro día.


                            
   Está Gaby, mi amiga perdida por mí de la niñez y la adolescencia, amiga entrañable que logra encontrar y brindarme las piezas perdidas del rompecabezas de esa era que no encontraba,  y las pone en su debido lugar, la mejor amiga que supe tener, y con quien, gracias a Facebook, hice contacto y nos reencontramos. Nos debemos más reencuentros, pero no es fácil. ¡Qué bueno, Gaby!

                                    
   Y está Sandra, compañera de un tramo del profesorado y amiga de parrandas, de noches de boliche en las que soñábamos encontrar al Príncipe Azul o de cualquier color... que nos tardó en llegar. Hace pocos día que me redescubrió casualmente, y nos debemos un cafecito cuando vuelva de sus vacaciones en la nieve.


                                    
  Está mi famlia, que no encaja en la categoría de "amigos", y sin embargo existe también el lazo de la amistad.  ¡Qué bueno la familia amiga!

                                 
                                   
  Y estoy yo, siempre tratando de hacerme amiga de mi misma, y dando pasos firmes en ese camino, con altibajos, y siempre en marcha de constante crecimiento. 


                      ¡Qué bueno amigarme conmigo misma!

                                             

Para todos y para los que no están explicítamente nombrados e igualmente están: ¡Gracias por estar!
Hoy y siempre...


A boca de jarro.         
¡GRACIAS!

   

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