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domingo, 18 de noviembre de 2012

Grasa en el cerebro





  Hay pocas cuestiones que preocupen tanto a mi sociedad, sobre todo a las mujeres argentinas de diversos niveles socio-económicos y culturales, que la estética corporal. Buenos Aires se ha convertido en la capital mundial del turismo estético, ya que se ofrecen servicios de toda índole con una conveniente relación costo-prestación. Los agentes de turismo se encargan de todo: alojamiento, traslado del aeropuerto a un hotel o departamento ubicado en las mejores zonas de Buenos Aires, traslado al centro médico y, por supuesto, atención médica. No obstante, los resultados no siempre son óptimos, y de vez en cuando escuchamos alguna historia de una mujer que terminó sus días tratando de aumentar el tamaño de sus pechos o achatar su abdomen a través de una intervención que concluyó en un paro cardíaco. 

  Más allá de las cirugías y la obsesión y hasta adicción que vemos en torno a ellas en ciertos círculos, es notable el nivel de preocupación y dedicación que las mujeres argentinas de clase media y alta le otorgamos a nuestra imagen corporal. Nos preocupa todo lo que para mujeres de otras latitudes hoy, o de otros tiempos, sería absolutamente normal: nuestros rollos, nuestra flaccidez, nuestras estrías, nuestras arañitas o várices, nuestras redondeces y nuestras curvas, debido a un desmedido nivel de exigencia en torno a cómo lucimos y a los diferentes mitos acerca de la belleza agigantados por los medios de comunicación, que van prendidos en el negocio de la permanente insatisfacción que se fomenta con nosotras mismas. Así lo vivimos, como un verdadero martirio, invirtiendo fortunas en tratamientos o productos carísimos, sometiéndonos a dietas impensables, sobre todo cuando se acerca el verano, y haciendo ejercicio denodadamente con el único propósito de quemar grasa. Pero el problema es que la grasa la tenemos mayormente depositada en el cerebro, y es esa la que distorsiona nuestra visión de lo que es normal o natural comparado con lo que es verdaderamente preocupante en términos de salud e incluso belleza.

  Argentina debe ser uno de los pocos países en América Latina donde se habla de "sobrepeso estético", concepto que no figura en ningún libro de medicina, pero que sin embargo hace sufrir a millones de mujeres que no tenemos el cuerpo que se impone a través de la imagen que se nos mete hasta por los poros desde chiquitas. No debe haber epíteto más doloroso que el de "gorda", a cualquier edad, ya sea que venga de un extraño, de un conocido o de un miembro de la propia familia. Y a lo largo de mis días lo he recibido de todo el espectro, siempre como un cachetazo que revolea mi autoestima por el aire, mis esfuerzos de quererme y aceptarme tal cual soy frente al espejo, de disimular lo que se considera indecoroso, siempre para que vuelvan a pegar donde más duele cuando o quien de menos lo espero.

  En una reunión de hombres, los temas de charla son el fútbol, la política, las minas, los autos. En un aquelarre de mujeres, en cambio, el tema central son los kilos, las calorías del pan, las bondades del Pilates y las ganas de sacarse o ponerse grasa en distintas partes del cuerpo. No hay mirada más cruel para una mujer que la de otra mujer, nada más impiadoso que el comentario: "¡Estás más delgada, che!", que indica que hasta entonces pensaban que te sobraban kilos, a pesar de que tu IMC (Indice de Masa Corporal) estaba dentro de "la normalidad". Y te felicitan por cómo lucís sin siquiera averiguar la causa del adelgazamiento. Me pasó este año, que me tocó perder peso y lucir un tanto hambreda. Fue cuando me felicitaron por la notoria reducción, y aunque aclaré que era consecuencia de una dolencia gástrica, les pareció genial.

  Según los registros oficiales recientes del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), el sobrepeso es la segunda causa de discriminación más común en la Argentina, después de la pobreza, paradójíco en un país donde muchos grandes y chicos revuelven la basura para comer de allí en las calles, y a pesar de que el sobrepeso afecta a más de la mitad de la población, según datos del Ministerio de Salud de la Nación. Aseguran los expertos en sociología que en la Argentina una persona gorda se asocia indefectiblemente con alguien feo, asexuado y carente de fuerza de voluntad para ponerle fin a la causa por la cual es estigmatizado, y que tendrá menos chances de encontrar desde prendas de vestir acordes a sus gustos hasta pareja y empleo. 

  Esa mirada, con los ojos clavados en una balanza que no mide lo que verdaderamente pesa en una persona, también se posa y causa estragos sobre los cuerpos de las más pequeñas, y las bocas se abren para desembuchar juicios que sólo hacen gala de una profunda ignorancia. Ignoran que la tendencia tanto al sobrepeso como a la obesidad es una enfermedad crónica e incurable, que se debe tratar de por vida, y que la batalla se pierde o se gana por rachas, pero difícilmente se pueda controlar sin nunca volver a tener recaídas o rebotes. Y por sobre todo, lo que más enferma de ella es la discriminación, el desprecio y la burla que conlleva, por su corrosivo efecto sobre el amor y el respeto por el propio cuerpo.

  Lo más triste es que las mujeres argentinas, en términos generales, nos hemos convertido en frívolas y tilingas, intentando acatar cánones de belleza estúpidos y ficticios, para quienes la imagen corporal es lo más importante. Nada se compara con tener el cuerpo soñado que se ve en las modelos y las artistas del momento. De poco sirve ser inteligente, sensata, educada, decente, trabajadora, buena persona, si todo ésto no va acompañado por la cáscara apropiada, que es lo que verdaderamente garantiza "el éxito" y la satisfacción con la autoimagen: ser delgadas. Hasta Marilyn sería etiquetada de "gorda" hoy aquí, en cualquier playa atlántica de moda...

  El no responder a este mandato es el pecado capital que hemos agregado a la consabida lista de los siete, y el más grave de todos ante los ojos que buscan proporciones fraudulentas, con los casos de trastornos alimenticios siendo tan alarmantes y precoces como el número de obesos convirtiéndose en epidemia en la parte que aún puede considerarse "rica" del mundo.

A boca de jarro

jueves, 19 de julio de 2012

La barbarie en la civilización del ruido

RENE MAGRITTELa Decouverte De Feu, oil on canvas, 1934/5. 

"Barbarie y civilización son dos categorías de origen particular pero cuya aplicación puede ser universal. ... ser civilizado no significa tener estudios superiores, sino que se sabe reconocer la plena humanidad de los otros, aunque sean diferentes. No son bárbaros quienes no tienen buena educación o han leído poco, sino quienes niegan la plena humanidad de los demás."

Tzvetan Todorov, Semiólogo, filósofo e historiador de origen búlgaro y nacionalidad francesa, "¿Qué divide hoy a los bárbaros de los civilizados?, Clarín, Tribuna, Domingo 15 de julio de 2012, Copyright El País, 2012.


Todorov escribe esto como parte de un brillante artículo a propósito de una declaración del ex ministro del Interior francés, quien sentenció: "Para nosotros no todas las civilizaciones son iguales". A mí me deja pensando en días en los que intento hacer mayor silencio y se escucha más fuerte el ruido circundante. Muchas veces me sucede que al intentar estar en silencio encuentro que ese derecho inalienable de toda persona que se considera civilizada se ve privado sin permiso por el ringtone de un celular próximo, por toparse con un un ser alienado que parece que habla solo o se dirige a mi extrañada persona por las calles aunque en verdad está al habla con otro ser remoto en su dispositivo handsfree, por el ruido de una conversación ajena, por la charla interminable e irrelevante que la persona que se sienta cerca mío en un transporte o lugar público mantiene, sin reparar ni respetar mi silenciosa presencia, por la música que dejan hoy muchos jóvenes y no tan jóvenes emitirse por el altavoz de su dispositivo celular móvil, aún rodeados de una manada humana a la que no le queda otro remedio que oírla y soportar la polución sonora, o bien pasar por un bárbaro al requerir: "Por favor, ¿podría usted abstenerse de involucrarme en su privacidad, quiero decir, que tenga usted a bien mantener esta conversación donde no me vea yo forzada a ser partícipe involuntaria de la misma? ¡O bien váyase usted con su música a otra parte!".

Y agarrate Catalina si te animás a pedir algo así en el medio de un colectivo, un tren, un subte o hasta en un bar o restaurante, en medio de alguna clase, la sala de espera de un consultorio médico o en el mismísimo templo lleno, donde hay gente que a pesar de los ruegos que se le hacen de poner su teléfono en modo silencioso, recibe llamados en plena celebración religiosa y no precisamente de parte de Dios, queridos hermanos. No quisiera imaginar cómo podrían llegar a reaccionar estos bárbaros ante tal civilizado pedido para dejar aún más claro que lo son. Ni tampoco cómo lo harían, en respuesta automática de identificación con los pares, el resto de los bárbaros en la manada. Cualquier ser medianamente civilizado lo pensaría dos veces antes de hacer semejante solicitud, precisamente por temor a la reacción aplastante de la barbarie.

Ahora bien, me pregunto como lo hace Todorov si "¿... es que debemos renunciar a todo juicio de valor sobre un hecho cultural con el pretexto de que no es el nuestro?". La pregunta es obviamente retórica. La barbarie reside en la renuncia a mi derecho de exigir que el otro, diferente, armado hasta los dientes con aparatitos parlantes, sonoros y polifónicos, niegue mi humanidad avasallándola, ignorando mi presencia, invadiendo mi espacio de escucha y mi derecho a ser diferente, ni mejor ni peor, simplemente diferente en el reconocimiento de que la humanidad de los demás me está quitando la propia, en tanto impide mi elección del silencio y mi sentido de preservación de la privacidad, al pretender simplemente no entrar en sus asuntos íntimos, al no tener ganas de escuchar el repertorio musical que es de su agrado, al aspirar a que no se niegue ni se desestime mi humanidad silenciosa.

La opción que queda y que algunos que se consideran civilizados propondrían o de hecho han asumido como patrón de comportamiento social normal es sumarse a la barbarie, taparse los oídos con un par de auriculares y subir el volumen del Mp3, 4 o 5, el iPod o el mismo celular para que el ruido propio tape al ajeno en la enajenación, elevar el volumen del altavoz del celular para que mi música suene más fuerte que la del bárbaro más próximo, mi prójimo, y caer así de lleno en la barbarie de la civilización del ruido.

A boca de jarro

domingo, 10 de junio de 2012

Agua, aceite y sal


"Las relaciones entre el cuerpo y el ambiente son los ingredientes de la evolución."

                                                                   Charles Darwin.


Rachel Armstrong, bióloga inglesa y docente, miembro del grupo de la comunidad TED, diseñó un plan de arquitectura ecológica basado en la biología sintética para frenar el hundimiento de una de las más bellas ciudades creadas por el hombre que amenaza con perderse bajo el Adriático: Venecia. El proyecto se denomina Saving Venice Project, y a diferencia de otros intentos arquitectónicos, como el proyecto MOSE (Moisés), se trata de un emprendimiento que utiliza materiales metabólicos con capacidad de regenerarse para crear arquitectura, como si se tratara de organismos vivientes en construcción-  protocélulas, que a pesar de no poseer ADN esencial como para considerárselas "vivas", son capaces de responder a estímulos como la luz y la oscuridad. Sin ser ni plantas ni bacterias, sino algo intermedio, su química les permitiría captar dióxido de carbono y metano para producir energía que generaría una suerte de roca marina en el fondo de los canales venecianos, formando algo así como arrecifes de apoyo que se autorreparen cuando estén dañados y que sirvan de soporte a la ciudad, hoy en peligro debido al deterioro de los pilotes de madera a los cuales las protocélulas se aferrarían. 

Según un artículo de la revista de Clarín, Viva, de hoy, en unos 20 años el proyecto sería sustentable y viable a la vez que resultaría económico, ya que sus ingredientes básicos son agua, aceite y sal. Y según las estimaciones investigativas, su impacto ambiental sería positivo tanto para el ecosistema marino como para las personas, ya que tendría un efecto regenerativo frente a la actividad humana que tiende a degenerar el medio ambiente e inclusive, al producir luminiscencia en las enturbiadas aguas de los famosos canales, mejoraría el humor humano.

Mi fuerte nunca fue la ciencia, pero esta señora rubia de 42 años, a quien se la ve bastante regenerada por cierto, luciendo como una treintona actriz de Hollywood, sería capaz de regenar al planeta. Y después de las noticias del salvataje de cien mil millones de euros para España, cuarta en la eurozona en recibir un rescate en medio del naufragio económico, el panorama de estanflación (estancamiento o reseción económica más inflación) en la Argentina, y la visión del mundo en general, salvo pocas y honrosas excepciones donde no nos abren la puerta así no más, se me ocurrió que sería maravilloso proponerle a Rachel Armstrong, de brazo fuerte y apellido célebre, que intentara aplicar este tipo de manipulación sintética para salvarnos de hundirnos o sacarnos a flote, según sea el caso: nunca se sabe, aquí nos dicen nuestras autoridades que los diarios mienten...  

Si todo lo que se percibe es tan real como se siente y efectivamente ya nos llegó el agua al cuello como a Venecia, si se pudrieron los pilotes de la economía, de la política y de la malla social que deberían sostenernos, no habría nada mejor que apelar a elementos sencillos como agua, aceite y sal para trabajar codo a codo con la naturaleza, esa dama a la que hemos maltratado por siglos, para lograr cambiar la química global, mutar y regenerarnos como especie. Tendríamos que apelar a la arquitectura biológica, lograr la transición que envisiona Armstrong entre lo inerte y lo vivo y desarrollar una nueva casta de políticos protocelulares. ¿Cómo les va la idea de apuntalar los cimientos de nuestras resquebrajadas estructuras con billones de protocélulas a base de lo que todos tenemos en la cocina de casa: agua, aceite y sal? ¿Les parece que la inglesa Armstrong, súpercapacitada en Oxford y Cambridge, se animará? Aquí les dejo la charla de Ted para ver qué opinan.



Rachel Amstrong: ¿Arquitectura que se repara a sí misma?


A boca de jarro

miércoles, 21 de marzo de 2012

¡Quién pudiera encontrar el norte para llegar a Islandia!

Vista satelital de Islandia

Llegan noticias del norte sobre Islandia, tierra de hielo. Nos cuentan que va tomando temperatura luego de una crisis financiera en el 2008 que, según informa el periódico, fue causada por la ambición desmedida de sus banqueros y la ilusión de alcanzar una riqueza repentina. Esa película ya le he visto. El país nórdico casi choca contra el iceberg de la bancarrota total, de la que ahora resurge. Según la visión del periodista del diario El País John Carlin, este choque fue evitado gracias a un nuevo liderazgo dominado por las mujeres en casi todos los órdenes y guiado por un concepto clave: la sustentabilidad.

Ya hemos escuchado sobre esta idea hasta el cansancio, aunque los ejemplos de países que la ponen en práctica no abundan. Mientras tanto aquí, en el polo opuesto del mundo, los analistas políticos nos aseguran que hemos perdido el norte. Y, naturalmente, dan ganas de encaramarse al norte y encontrarlo. Según explica el autor del artículo que me ha dejado pensando el cambio ha llegado de la mano de las mujeres:

"Lo que ha ocurrido es que las mujeres se han hecho cargo del país y lo han arreglado. (...)
... esa mujer simboliza una tendencia en Islandia, o, más que una tendencia, una revolución, un golpe de Estado. Desde que se produjo la crisis, y como reacción directa y deliberada ante ella, las mujeres se han adueñado de las palancas del poder, y lo han hecho en los ámbitos que más importan, en los que más influencia se ejerce sobre el destino nacional: el gobierno, la banca y, en creciente medida, las empresas."

Una pequeña isla de apenas unos 320.000 habitantes que ocupaba el primer puesto en el Indice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas enfrentó la bancarrota poniendo al timón a una Primer Ministro mujer, lesbiana declarada, casada y con dos hijos: la primera mujer en la historia de Islandia en ocupar el cargo, Jóhanna Sigurdardóttir. También se resolvió la dimisión del Gobierno establecido, la nacionalización de la banca, la convocatoria de un referéndum que permitió a la población intervenir en las decisiones económicas más trascendentes, la encarcelación de los responsables de la crisis, la modificación de la constitución (llevada a cabo por los propios ciudadanos), y la Iniciativa Islandesa Moderna para Medios, destinada a proteger la libertad de expresión y de información.


Según da cuenta el artículo, marcadamente sexista en favor del poder femenino de planificar a largo plazo, enraizar medidas tendientes al bienestar y velar por el porvenir de los ciudadanos, lo que los islandeses han aprendido desde el 2008 es que, si desean construir, deben ser capaces de vislumbrar el futuro no inmediato, es decir,  los próximos 10 o 20 años, lo cual no parece un gran sacrificio: las mujeres y los hombres al poder hoy podrán disfrutarlo y de hecho ya lo están haciendo.


El ejemplo más visible de dónde ponen el acento a la hora de valorar su patrimonio es la culminación de la construcción de la nueva sala de conciertos de Reykjavik, símbolo de la nueva Islandia. Se trata del primer auditorio nacional de conciertos en la historia de un país con una tradición musical admirable, donde la compañía nacional de ópera representa por estos días La Bohème, de Puccini. La ministra de Ciencia y Cultura, Katrin Jakobsdottir, de apenas 36 años, acaba de reincorporarse de su licencia por maternidad de su tercer hijo, y fue  quien tomó la decisión de seguir adelante con este espléndido edificio de cristales refractarios cuando, al momento de irrumpir la crisis, sólo contaba con los cimientos. Y decidió solventar la obra con fondos públicos, haciendo recortes presupuestarios que implican que hoy la gente trabaje más y gane menos.

No me deja de asombrar la pulcritud: ¡no hay  basura en el piso, ni pintadas, ni rejas!

Por aquí la palabra crisis es moneda corriente desde que tengo memoria. Se nos prometen obras que jamás se ponen en marcha, como el tren bala, pero tenemos trenes que matan como las balas, y todo proyecto queda supeditado a la emergencia del momento, echándole la culpa al que estuvo antes y pasándole la pelota al que viene después. Y esto es cosa de hombres y de mujeres. ¿Cuál es el por qué de seguir adelante con la hazaña  islandesa que la señora Ministra esgrime? 

"En parte, porque había 600 personas involucradas en la obra, en parte, porque llevábamos 40 años hablando de construir una sala de conciertos para nuestra orquesta sinfónica y pensamos que, si no lo hacíamos ahora, nunca lo haríamos, pero también porque pensamos que no seguir con el proyecto daría a la gente la sensación de que se prolongaba la crisis." 

En los países nórdicos, tanto mujeres como hombres ostentan los más altos estándares educativos, producto de profesores rigurosamente capacitados que gozan de una alta estimación y prestigio social por su tarea. Se asumen como países pequeños que necesitan comunicarse, por lo que aprenden idiomas, sobre todo, inglés. Los adultos entre los 25 y los 64 años continúan formándose con algún tipo de curso, con la idea de la formación siempre ligada al progreso, y, como si todo esto fuese poco, son los mejores países para ser padres, con indicadores óptimos de salud y bienestar y con el derecho a permiso por baja maternal paga durante el primer año de vida del menor y 10 semanas de la baja reservadas específicamente para el padre. Los padres nórdicos pueden elegir entre usar un total de 46 semanas de permiso maternal pago, con un goce del 100% de su sueldo, o 56 semanas, con el 80% del sueldo. Y hablamos de sueldos del primer mundo...


Son países donde se concibe al Estado como al gran impulsor de la economía. El nivel de desarrollo económico mantiene el equilibrio del bienestar social con bajas tasas de desempleo. Además, el grado de compromiso social es muy alto, por lo cual le hacen frente a los estragos del capitalismo depredador con una concepción de modernidad cuyos baluartes son la cultura y la educación.

Existen también los lados oscuros: las mujeres encabezan las estadísticas de muertes por violencia de género, a pesar de ser líderes en la lucha por la igualdad de derechos; si bien los derechos en legislación de licencias por maternidad y paternidad son generosos comparados a los de otras latitudes, la tasa de natalidad es baja; Islandia acusa niveles de felicidad relativamente altos, pero también ocupa los primeros puestos en las cifras de suicidios, y tienen que tolerar bajísimas temperaturas y falta de luz por meses.

Así y todo, me hace ilusión la idea de vivir en un lugar como Islandia y regalarme una velada nocturna en el auditorio de Reykjavik, cuando parece reflejar el efecto de una aurora boreal, para disfrutar del arte de La Bohème. Mientras tanto, seguiremos viendo como aquí, ni mujeres ni hombres en el poder encuentran la fórmula para resurgir de las cenizas como el Ave Fénix, porque hemos perdido el norte.


A boca de jarro

martes, 4 de octubre de 2011

La indignación: ¿un virus contagioso?

  

  La indignación ha tomado las calles de las principales urbes norteamericanas. Los indignados de Wall Street protestan contra "la codicia y la corrupción" del sistema financiero mundial y redoblan presión sobre la Bolsa neoyorquina acampando a los alrededores, en lo que parece ser sólo el comienzo de una protesta que se esparce por ciudades importantes como Washington, Boston, Chicago, Los Angeles, San Francisco,  así como también focos menos notorios pero enormes y populosos como Seattle, Carolina del Norte y Minneápolis. 
                                                       
  El germen madre son los M15, los indignados españoles que han inspirado a jóvenes, adultos y ancianos por igual en diversos lugares del planeta. En Estados Unidos llama la atención la cantidad de juventud en pie de protesta, poniéndole el cuerpo a ésto que parece un despertar del sueño americano que termino por convertirse en pesadilla desde la caída financiera del 2009.


                              
  Este año le he dedicado atención y varias entradas a este movimiento. Como dije en otras oportunidades, no soy analista política ni entendida en política internacional. Pero en ésto veo un movimiento netamente humano, un hartazgo con la indignación ante el abuso y lo espurio que comparto y celebro. Es un decir "BASTA" de manera civilizada y contundente. Y lo celebro. Y lo observo y lo sigo con interés, porque me gustaría ver a esta la indignación convertirse en el motor de un cambio hacia un mundo más equitativo que creo que nos merecemos como humanidad, más allá de todos los errores que hemos cometido. Además, me llama poderosamente la atención que la protesta se encienda en lugares dispares y remotos, de etnias e historias tan distintas, todos marchando y acampando al son del mismo sentimiento de indignación. 

                                              ¿Será acaso un virus contagioso?

 Y cada vez que me informo sobre este creciente fenómeno, se me viene el genial Quino a mi corazón "mafaldesco", hoy más vigente que nunca:

"NADA"  por Norma Morandini, periodista, escritora, senadora por la Provincia de Córdoba.

“La primera noche, ellos se acercan y toman una flor de nuestro jardín.
No decimos nada. La segunda noche ya no se esconden, pisan las flores,
matan a nuestro perro y no decimos nada. Hasta que un día, el más frágil de ellos,
entra solo a nuestra casa, nos roba la luna, y conociendo nuestro miedo,

nos arranca la voz de la garganta. Y porque no dijimos nada,
ya no podemos decir nada”.


*Y de yapa, por alegórico,  comparto algo que me pasó mi hijo mayor para compartir en el blog:

Este video que estás a punto de ver está hecho sólo de voces humanas, y de nada más. Ningún efecto de sonido ni ningún instrumento.
                                                            Puras Voces; "PURE VOCA"
                                                            http://youtu.be/XTyrDhM8V24

A boca de jarro.

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