lunes, 26 de diciembre de 2011

La cuenta regresiva...



Ha pasado la Navidad con su conmemoración de un nacimiento. Ahora nos disponemos a hacer la cuenta regresiva del año que caduca: ahora nos damos cuenta de que los años tienen fecha de vencimiento.

El fin de año es un Memento mori. Esta es una frase latina que significa "Recuerda que morirás", y que se usa como tema recurrente en el arte y la literatura que trata de la fugacidad de la vida. Su origen se remonta a una peculiar costumbre de la Roma antigua.

Wikipedia explica: "Cuando un general desfilaba victorioso por las calles de Roma, tras él un siervo se encargaba de recordarle las limitaciones de la naturaleza humana, con el fin de impedir que incurriese en la soberbia y pretendiese, a la manera de un dios omnipotente, usar su poder ignorando las limitaciones impuestas por la ley y la costumbre. Lo hacía pronunciando esta frase, aunque según el testimonio de Tertuliano probablemente la frase empleada era:
"Respice post te! Hominem te esse memento!""¡Mira tras de ti! Recuerda que eres un hombre" (y no un dios)."

Aquí no hace falta ningún siervo que les recuerde a varios de nuestros gerontes su mortalidad. Ellos mismos, sentados alrededor de la mesa familiar, se encargan de recordarnos que esta tal vez sea la última vez que celebren unas fiestas con nosotros. Y así nos aguan la fiesta. Luego brindamos y nos deseamos los mejores augurios, pero ante todo, la salud. Cuando falta la salud, según muchos, no tenemos nada.

Hay a la vuelta de mi casa un muchacho cuya edad es difícil de calcular. Parece que el tiempo no pasara para él, tan estática es su existencia. Es difícil saber a ciencia cierta qué mal se ha llevado su vida de él, pero es claro que en él no está. No habla con nadie, no puede socializar, no se sonríe jamás, y sus días transcurren iguales unos a otros, sea víspera o fiesta de guardar. Se la pasa caminando el perímetro de la manzana de su casa, se queda parado observando la vida que transcurre a su alrededor sin vivirla. Y me pregunto qué sucede en su interior. Imagino que este muchacho debe gozar de mejor salud física que yo. Seguramente sus análisis clínicos tengan valores óptimos y sus órganos vitales no muestren ningún defecto ni patología. Pero es su alma la que enfermó.


Ante casos como este, siempre siento que deberíamos tener la humildad de desterrar del mundo la ilusión de que la enfermedad es evitable y que depende de nosotros el conservarla o perderla. Y no hablo de optar por la autodestrucción. Pero pensar que porque nos privemos de comer ciertos alimentos, o nos sometamos a rutinas férreas de ejercicios y a controles preventivos anuales no vamos a enfermar es una ilusión que nos hace sentir omnipotentes, es una jugada engañosa de nuestro ego que cree que todo lo puede controlar. Es miedo en el fondo, y no verdadero amor por la vida.

La meta final del cuerpo humano es la decadencia hasta convertirse en mineral. La enfermedad física y la muerte destruyen nuestras ilusiones de grandeza. La enfermedad es la inevitable contracara de la salud tanto como la muerte lo es de la vida. Y muchas veces, aunque no siempre, al enfermar el cuerpo, se hace curable nuestra alma. Nos hacemos plenamente concientes de nuestra finitud, de nuestra indefensión y fragilidad física, y tal vez emprendemos una búsqueda de sentido trascendente que nos conduce a una mayor valoración de nuestra verdadera naturaleza y del sentido de nuestro paso por el mundo, que desde ya, tiene fecha de vencimiento. Así de buena puede ser la enfermedad como maestra.

Por eso cuando nos deseamos salud al brindar, yo me pregunto a qué salud nos referimos: ¿a la salud del cuerpo o a la del alma? Porque si es nuestra alma la que ha enfermado para sólo seguir contando los días hasta el último en nuestro peregrinar por la vida, eso sí que es una verdadera calamidad. Esa enfermedad ya no tiene cura, y le quita sentido a todos nuestros esfuerzos por conservar nuestra salud física.


Tal vez a su modo este muchacho que deambula por los días de la vida que le ha tocado vivir no sufra. Tal vez sea yo quien sufre cada vez que lo veo y me pongo a pensar en el sentido de su existencia, la mía, la nuestra. Insisto en que no importa cuántos días se acumulen en este mundo, o cuáles sean las últimas fiestas en las que nos toque hacer un brindis y un Memento mori. Importa vivir con la intensidad que nos brinda la salud del alma, esa que cuando se pierde no se recupera con tratamientos clínicos ni medicación, esa por la cual no hacemos mucho por conservar. Por eso cuando alzo la copa y digo "¡Salud!", me deseo y les deseo a los míos ese tipo de salud.
  
Eso de durar y transcurrir
No nos da derecho a presumir
Porque no es lo mismo que vivir
Honrar la vida.
HONRAR LA VIDA (ELADIA BLÁZQUEZ) 


Sandra Mihanovich - Honrar la vida
                                        

A boca de jarro

9 comentarios:

  1. A partir de cierto momento o edad en la vida, todo es preparación para la muerte, el gran misterio que nos espera. Estuve a punto de morir hace tres años y medio en la montaña. Me salvó un ángel y no lo digo en sentido figurado. Entendí que se me daba otro plazo para lograr entender mi vida, para darle algún sentido. No sé si la mía ya ha alcanzado ese grado de madurez que la haga plena, pienso que no. Veo de otra manera la muerte, creo que la he desdramatizado e incluso tiendo a pensar que esos instantes que la preceden tras la culminación de la agonía tienen que ser de una felicidad inenarrable. El cerebro se prepara para el gran tránsito y segrega drogas inimaginables. Luego ¿quién sabe? Solo espero que si hubiera algo, no tuviera nada que ver con lo conocido.

    Besos.

    ResponderBorrar
  2. Joselu: Esta entrada fue propiciada en parte por el comentarioque dejé en tu entrada sobre el trapecista fallecido.

    Yo espero lo mismo que tú, y si cuando comience a hacer las maletas para partir, si es que se da eso así, me pongo pesada con que "Esta puede ser mi última vez..", les pido a mis hijos que me hagan tropezar en la escalera o algo así, y todo parezca un accidente: cualquier cosa con tal de no dar la lata con la historia de "Cuando yo no esté más en este mundo..." :)!

    Un beso grande y gracias por siempre aportar tan profunda y auténticamente, querido profesor.

    P.D. Si ese ángel te salvó, es que no era tu hora, y ya descubrirás qué te queda por aprender o por hacer... ¡Yo, entre tanto, agradezco tu presencia en el mundo y en el mío!

    ResponderBorrar
  3. La vida es llena de misterios y nadie sabe porque estamos acá, pero hay que difrutarla y ponerse una sonrisa =)

    Besos, feliz año Fer!

    ResponderBorrar
  4. Yo sonrío y disfruto y también me permito reflexionar sobre la tristeza y el hondo misterio del fin de la vida.

    La vida es un paquete que viene con sus luces y sombras, y vos estás muy iluminada, es natural que en la etapa que estás transitando, a pura plenitud, todo te sonría.

    Me alegro mucho por vos, te deseo un año muy feliz, y pido un tatuagem por tu paso por aquí.

    Beso grandote y gracias!

    ResponderBorrar
  5. Hola Fer,
    Brindo por la salud del alma, porque creo que la salud fisica depende en parte de la primera. O quizas tambien sea un intento e ilusion de controlarlo todo, pensando que por cuidar mi alma me vuelvo inmortal. De algo hay que morir, dicen. Reconozco que a veces prefiero olvidarlo, aunque no hay un solo dia que no piense en la muerte. Me angustia, no me sale, al menos todavia, aprovechar la finitud para vivir mas plenamente. Hay una novela que se llama MEMENTO MORI. La tengo en mi lista "infinita" de libros a leer.
    En la Nochebuena de 1991 yo cumplia doce años y aun tenia mis cuatro abuelos que todos los años brindaban por su salud y por un año mas y rogaban llegar a mi cumple de quince. La mañana siguiente, de Navidad, murio mi abuelo paterno. Mi abuela se levanto a preparar el tuco para los ravioles y cuando le llevo un mate a su compañero a la cama, no lo pudo despertar...nunca mas.
    Asi es la vida, a veces nos engañamos pensando que cada dia va a haber un mañana, pero un dia resulta que no. Igual prefiero no saberlo.
    Perdon, Fer, por contar esto triste, pero lo recuerdo cada mediodia de Navidad que no pasamos mas en casa de mis abuelos paternos y tu post tambien me lo recordo.
    Te mando un besote!

    ResponderBorrar
  6. Salú Fer y cuando digo salú digo chin chin nomás Brindo tan solo por ese instante en que tenemos ganas locas de hacer chin chin y festejar! eso debe ser señal de que estamos viviendo plenamente Creo en el instante en los malos y buenos momentos d ela vida y en la felicidad que por momentos existe y nos da fuerza spara levantar nuestras copas

    ResponderBorrar
  7. Querida Gi: Nadie tiene asumida totalmente su finitud ni se deja de angustiar ante la idea de que esto un día se acaba. Y se hace más palpable en fechas como estas.

    No tenés por qué pedir perdón por contar algo que es triste, porque la tristeza es una emoción válida que nos hace valorar su opuesto: la alegría. Y la copa que alzamos para brindar contiene una mezcla muchas veces,sobre todo al hacernos adultos, un cocktail de emociones, porque así es la vida y así somos.

    ¡Gracias por compartir una parte tan valiosa de tu biografía y un beso grande, el de siempre!

    ¡Y salud, Ana!

    Para vos "Carpe diem": aprovecha el instante, el día.

    Un beso grandote!

    ResponderBorrar
  8. Yo tengo muy asumida mi muerte y no me da ningun pesar y te lo digo de corazón. Tengo 78 años y estoy como una rosa pero... en un momento esto puede cambiar. De todas maneras intento vivir la vida a tope cada día y si tengo que morirme que sea con las botas puestas. Un abrazo Lola

    ResponderBorrar
  9. ¡Por la salud de tu alma y de tu cuerpo, Lola: salud!

    ¡Un beso grande y gracias por aportar!

    ResponderBorrar

Gracias por tus comentarios!

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Buscar este blog

A boca de jarro

A boca de jarro
Escritura terapéutica por alma en reparación.

Vasija de barro

Vasija de barro

Archivo del Blog

Archivos del blog por mes de publicación


¡Abriéndole las ventanas a la realidad!

"La verdad espera que los ojos
no estén nublados por el anhelo."

Global site tag

Powered By Blogger